miércoles, 5 de noviembre de 2008

Por la ventana 23 de un Bolivariano


Itinerario: Medellín-Bogotá. Viernes 31 de Octubre de 2008. 8:30 am - 11:00 p.m

He visto una monja descalza caminando en un río de pavimento derretido.
He visto un niño disfrazado de niña y una niña llorando maquillaje morado.
He visto camiones volteados, conductores muertos, policías ríendo.
He visto soldados prendiendo la leña del almuerzo.
He visto vestigios de una guerra, obuses apuntando a ninguna parte.
He visto trucheras secas, caballos buscando sombra.
He visto vacas negras, blancas, negras y blancas.
He visto árboles arqueados como orgasmos.
He visto negros conduciendo hacia el amor.
He visto una casa de dos pisos, pero sin segundo piso.
He visto una española embarazada.
Creo haber visto un mecánico durmiendo dentro de una llanta.
He visto una obesa comiendo McDonald's en un restaurante de carretera donde solo venden chorizos.
He visto un poema que viola el límite de velocidad.
He visto aves picoteando terneros.
Veo un pulpo ladrándole al calor.
He visto las ruinas de hoteles secretos.
Veo una mala película.
He visto el souvenir de un rayo.
He visto al sol inundado.
He visto un polígrafo haciendo poesía.
Veo un hipopótamo volando sobre un elefante de vapor.
Pensé un topógrafo antes de verlo. Ahora lo he visto.
He visto un tronco que se arrepintió de haber crecido.
He visto 43 árboles de pintura.
He visto un parqueadero de excavadoras oxidadas.


He visto un castillo camuflado.
He visto una anciana barriendo en pijama y espantando gatos.
Veo la envergadura de un gallo de pelea amenazando la espalda de otro anciano.
He visto un carro conduciéndose solo: tenía la sangre de un bebé en el retrovisor.
He visto un Barney verde.
Veo y veo una interminable fila de metales expectantes.

Ningún vehículo se mueve. Las carreteras de Colombia padecen de un infarto eterno. Hemos quedado atascados junto a una pequeña tienda en la mitad de la nada. Allí termino de escribir esto.

Inverosimilmente, el pasajero que viajaba a mi lado está leyendo un libro de cuentos de Cortázar. Me pregunto si estará leyendo "Autopista del Sur". Si es así deberíamos quemarlo para que finalice el encanto. Pero no me atrevo a preguntarle y decido ponerme a leer hasta que esto se mueva de nuevo.

Entonces decido ver el punto final

.

Y lo veo

2 comentarios:

Mujer Rastrillo! dijo...

Me encanta Jorge, te felicito, anoté en mi libreta (porsupuesto dándote el crédito) he visto árboles arqueados como orgasmos, es una excelente frase :)

Elisa dijo...

Qué bello. ¡Ver, sin límites!