martes, 10 de junio de 2008

Miscelánea De Sentimientos Racionales

I.
Yo no soportaría tu muerte. Cada vez que imagino tu funeral me dan ganas de morir primero, de evadir con cobardía el sufrimiento de tu ausencia. ¿Qué haría yo ese día en que te llame y te llame, te toque tu cara, te sacuda por los hombros, y sienta sólo un montón de carne dejándose enfriar, de besos morados y de silencio vacío? A veces, cuando te veo dormir, me asusto: tu cuerpo sin ti es mi carta de suicidio. Si me toca ir a tu funeral, reservaré la sala contigua para que hagan también el mío y se abastezcan en él cuando en el tuyo se les acabe el tinto y los kleenex hayan llenado todas las papeleras . ¡Qué beneficio les hacemos evitándoles dos dolores y dos llantos! Que agoten todo el sufrimiento en un velorio. Es una promoción altruista.

II.
Si me amas, no te mueras.

III.
Hay una pregunta que debemos analizar con estricta seriedad: ¿Por qué amar a una persona que nos va a hacer tanto daño cuando se muera? No es que no considere una manifestación de amor el llorar ahogados a un familiar o a una esposa, sino que considero cruel y siniestro, por parte del muerto, haberse dejado querer para que después por culpa de él los otros lloren. Para mí eso no es amor. Si te amo no me dejo amar, que llores por otro, pero que a mi tumba no le vengan a rociar penas de las que no quiero ser culpable.

IV.
Entiéndeme, es que no quiero saber que vas a llorar por mí. No quiero imaginarte golpeando mi ataúd sin que yo despierte. Me duele pensar en tu dolor, en los que te avisen mi deceso. Cómo sería esa noticia, “Jorge ha muerto”. Cuando te asesten esa oración no quiero que mi nombre sea el sustantivo. Al decírtela las rodillas se te disolverían al instante, e ignorarías por meses cualquier palabra con pretensión analgésica. Yo te amo, ¿cómo podría hacerte eso?

V.
Qué radical, extremista, hablador. Cómo se me ocurre pensar eso. Qué enamorado pensaría en rechazar amor por no hacer posterior daño con su muerte, qué imbécil sería. Sin embargo, yo, que ya lo he pensado, tengo que ser consecuente. Me voy a desaparecer, pero no te preocupes, no estaré muerto, ni tampoco te desgastes creyendo que mi regreso depende de otros: me voy sólo, nadie me obliga. Olvídate de mí, consíguete otro y entrégate toda a él, como lo has hecho conmigo. Cuando ya estés anciana y tu marido muera, llóralo, llóralo a puños sobre su cajón y sólo entonces acuérdate de mí. Recordarás que no soy yo el que te causó esa pena, y que todavía te amo. De pronto se te distrae el luto. Y si mueres primero que tu esposo, quiero que desde ahora te convenzas de que voy a sentirme aliviado cuando vea que no soy yo el que se asfixia de dolor agarrando la bolsa de tus cenizas y cuando advierta que tu muerte no me encontró vulnerable. Entonces sabré que me amas y no tomaré medidas de seguridad al respecto.

VI.
Sí. Porque te amo me voy a morir lejos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sinceramente este texto me dejo sin palabras.

Anónimo dijo...

Hola Jorge:
Realmente interesante este texto, pero tengo un corto aporte; la palabra "solo" únicamete se le pone tilde cuando se puede reemplazar por "solamente".